Expectativas para el año entrante

By Milciades Lembert

Luego de las festividades de Navidad y Año Nuevo, todo empieza a tomar su curso normal, las personas vuelven a sus rutinas y los negocios, empresas e instituciones a brindar sus servicios habituales. Aun en días de enero vemos por todos los lugares a niños/as, hombres y mujeres, abuelitos/as, abrazándose, deseándose un feliz año lleno de bendiciones y que las metas, sueños y objetivos de sus prójimos se conviertan en realidad.

Los días después de navidad y la brisita de amor de principios de enero, es mi lapso favorito de invierno, porque se siente un ambiente armónico y de paz inigualable que no se ve en ninguna otra época.   Pero mi gran inquietud e interrogante siempre ha sido ¿Por qué hacer de la bondad y el amor una moda pasajera?

Los buenos valores y costumbres no tienen por qué ser cosas de un mes, estos deben estar presente en el día a día de todos y todas.

Entiendo que la rutina y circunstancias de todos no son iguales. Hay un alto porcentaje de personas que salen sin ver el sol a sus espacios de trabajos y retornan a su hogar sin ver el mismo.

Entiendo lo agitado que es para una madre hogareña, levantarse a tempranas horas a atender las necesidades de su familia y a cuidar de los suyos, hasta el agotamiento.

Todos pasamos por diversos procesos que a veces nos hacen adoptar ciertas actitudes que no son las que quisiéramos brindar, pero debido a que nos dejamos llevar de la prisa, y del sentido acelerado que le damos a la vida, nos tornamos muy fríos y violentos, cosa que no debería ser, ya que nada justifica la violencia. 

Mi anhelo para este año que recién acaba de empezar, es que el amor sea la chispa que encienda la llama de la bondad, la solidaridad, el respeto, y la paz, en cada uno de los corazones de las personas que viven en nuestra hermosa nación y el mundo.

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