By: Pedro Morales.-
Dios no se agrada en condenar y
castigar a nadie, sino que Èl es justo y su justicia demanda juicio.
El pone delante de ti el bien y el
mal. Tú decides qué escoges. Su deseo es
que escojas el bien y vivas. Pero si eliges el mal, entonces prepárate a las
consecuencias.
Dios fue claro cuando dijo: “lo que
el hombre sembrare, eso mismo segará” (gal.6:7).
Por ejemplo, nuestra constitución
prohíbe el asesinato, puesto que es un delito; y se castiga con cárcel y
dinero.
Así que todo aquel que mate, se
abstendrá a una pena máxima de 20 a 30 años de cárcel, mas una multa de miles
de pesos. Y por demás, también arrastrará el riesgo de que en cualquier momento
le paguen con la misma moneda.
Ezequiel 18:23 dice que Dios no
quiere la muerte del impío. Pero cuando Dios nos hace conocer su ley, es para
que no la violemos. Y ciertamente nos
conviene andarle derecho, porque “dura cosa es caer en manos del Dios vivo”
(heb.10:31).
En el libro de revelación, en su
capítulo 20: 12; 15, Juan describe un interesante episodio que vieron sus
ojos. En la biblia NVI (Nueva Versión
Internacional dice: “vi también a los muertos, grandes y pequeños, de pie
delante del trono. Se abrieron unos libros, y luego otro, que es el libro de la
vida. Los muertos fueron juzgados según lo que habían hecho, conforme a lo que
estaba escrito en los libros”.
El verso 15 dice: “aquel cuyo nombre
no estaba escrito en el libro de la vida era arrojado al lago de fuego”.
¿Sabe cuáles son esos libros que
menciona? El libro de las mentiras; el de los robos; el del adulterio y
fornicaciones; el de la prostitución; el de los alcohólicos y drogadictos; el
de los atracadores, el libro del lesbianismo y del homosexualismo; el de la
idolatría y de la brujería, etc.
¿En cuáles de ellos está escrito tu
nombre?
No se escribe a nadie allí por mera
coincidencia, sino por haber cometido tal pecado.
Por último habla de otro libro que
también fue abierto: el libro de la vida. Y en el verso 27 del cap. 21 del
mismo apocalipsis nos aclara que ese libro es el libro del cordero.
¡Interesante! Se trata del libro
personal de Cristo, donde Él inscribe con nombre y apellido a todo aquel que le
acepta como salvador y señor. Les perdona sus pecados y los hace nueva
criatura. Y no sólo eso, también les promete que estarán con Él para siempre en
esa ciudad que se describe en ap. 21: 9-27.
Vuelva y lea el versículo 15 de
apocalipsis. Esa la razón que me inspira
a escribir estas líneas porque no quiero, y lo digo de todo corazón, que usted
vaya a ese lugar de fuego.
¡Que Dios le ayude y le permita
arrepentirse y confesar a Cristo, y entregarle su vida hoy para que usted sea
salvo también.

0 Comentarios