El británico James McCormick fue sentenciado a 10 años de prisión por la justicia de su país, por vender miles de falsos detectores de bombas a Irak y otros países.
La lista de naciones que importaron los equipos fallidos incluye a México, según la prensa británica.
McCormick vendió unos 6.000 de estos dispositivos en Irak entre 2008 y 2010 y obtuvo cerca de US$75 millones, según se dijo hace una semana en un tribunal en Londres.
Los artefactos, que se suponía que estaban en capacidad de detectar explosivos, personas y narcóticos, eran poco más que detectores de pelotas de golf. Cada uno tenía un costo de producción de US$20. Sin embargo, McCormick consiguió venderlos hasta por US$40.000 por unidad.
Los "detectores" fueron descritos por los fiscales del caso como completamente inefectivos y carentes de todo tipo de fundamento científico.
Los aparatos fallidos fueron instalados, por ejemplo, en retenes en Bagdad para detectar posibles coches bomba y atacantes suicidas. Cientos de civiles han perdido la vida en la capital iraquí debido a ese tipo de explosiones.
Las máquinas seguían instaladas en retenes de Bagdad en marzo pasado, según la prensa británica.

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