
El nuevo presidente de Egipto, Mohamed Mursi, viajó a China en procura de ayuda para revivir la alicaída economía de su país.
En Pekín, su colega chino, Hu Jintao, le dio la bienvenida al egipcio en su primera visita internacional fuera de África o Medio Oriente.
Los analistas afirman que la situación económica global y la inestabilidad política egipcia de los últimos años ha producido una caída en las inversiones extranjeras en Egipto, lo que ha forzado al nuevo gobierno en El Cairo a buscar nuevos socios comerciales y hasta asistencia del Fondo Monetario Internacional.
Con el viaje a China, muchos comentaristas creen que Mursi está tratando de hacer su política exterior menos centrada en EE.UU., que sin embargo sigue siendo su principal donante de ayuda internacional.
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