La silenciosa vida de Barron, el hijo menor de Donald Trump.

By Carlos Hernandez 
@CAHG_26

Pocas semanas después de que Donald Trump se convirtiera en presidente de Estados Unidos, los periodistas acreditados en la Casa Blanca fueron llamados de manera informal para pedirles que se respetara la intimidad de Barron, el hijo menor del político republicano. Sus padres temían que tanto revuelo alterara su vida. A la vez, Melania, la primera dama, decidió quedarse unos meses más en Nueva York para que Barron terminara el curso escolar y se fuera aclimatando poco a poco a su nueva vida. Dos años después de la llegada de Trump a la presidencia, la figura de Barron es muy silenciosa. Solo se deja ver con sus padres bajando o subiendo de aviones y poco más. A diferencia de Malia y Sasha, las hijas de los Obama, o de Chelsea, la de los Clinton, Barron no ejerce como hijo de presidente. Eso sí, los medios de comunicación de EEUU comentan la actitud huraña del menor de los Trump y también el cambio físico que ha experimentado. En altura supera ya a su madre, que mide 1,80. Los especialistas, percentil en mano, vaticinan que cuando tenga 18 años será el más alto de la familia, título que ahora tiene Erik, que alcanza los 1,96.

Barron Trump es físicamente un calco de su padre. "Es un chico mentalmente muy fuerte, muy especial e inteligente. Es independiente y obstinado y sabe exactamente lo que quiere. Es una mezcla de nosotros en apariencia, pero su personalidad es idéntica a la de su padre, por eso lo llamo Little Donald", explicó su madre en una entrevista a la prensa norteamericana. Barron Trump comparte con su padre su afición por el golf, deporte que los fines de semana practican juntos. También le apasionan los videojuegos, aunque le dijo a su madre que quería ser un "hombre de negocios".

Durante la campaña electoral, Barron, como el resto de sus hermanos, sí que estuvo presente en los actos organizados para promover a su padre, pero luego desapareció de la escena pública. En ese breve espacio de tiempo, el joven se mostró serio y poco receptivo al interés que despertaba en los medios de comunicación. Convertirse en hijo del presidente de Estados Unidos y acaparar la atención de los medios de comunicación no es nada fácil. Y Chelsea Clinton lo sabe bien, pues pasó su adolescencia siendo hija de un presidente y lo sufrió de 1993 a 2001, mientras vivió en la Casa Blanca. En enero pasado, la hija de Bill Clinton hizo una defensa pública de Barron Trump: “Barron Trump se merece la oportunidad que todo niño se merece de tener una infancia”.

Fuente:msn.© Carolyn Kaster.

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