¿CULTURA LECTORA EN PELIGRO DE EXTINCIÓN?

By Milciades Ventura Lembert

La lectura, como actividad humana, permite generar habilidades y conocimientos incuestionables. Desde siempre, las personas hemos perseguido la sabiduría, y la inmortalizamos, compartiéndola a través de diferentes representaciones gráficas, dependiendo el idioma.

La cultura lectura, es una de las costumbres que aún conservamos como humanidad, sin embargo ha entrado en una etapa crítica, puesto que la actual generación le ha restado importancia.

Me atrevería a decir, como otros expertos ya lo han manifestado, que ahora se está leyendo más, la problemática está en que hay menos contenido de valor en lo que estamos leyendo; la tecnología ha ayudado en este proceso, como consecuencia de los avances en la materia, hoy contamos con las redes sociales, definidas como espacios de entretenimiento y comunicación, donde las personas estamos pasando gran parte de nuestro tiempo y las cuales abrigan un universo de información. Esto nos lleva a una pregunta muy importante: ¿Aporta el contenido que leemos en redes sociales a nuestra formación? De no ser así, sería realmente fatídico, pues ya estamos en un punto irreversible de dependencia tecnológica.

Para nada trato de crear una lucha entre lo tradicional y lo actual, puesto que esa misma tecnología, que dependiendo el uso humano puede ser dañina, también ha permitido el desarrollo de los libros electrónicos, los cuales podemos descargar en nuestros celulares inteligentes, tabletas… y prácticamente contar con una biblioteca portátil con miles de libros, para leer cuando y donde nos plazca.

Tenemos esta realidad por un lado, otra interrogante sería, ¿Está siendo efectivo nuestro sistema educativo con la lectura, como medio de aprendizaje?

Definitivamente, hay que revisar nuestro sistema educativo en este aspecto, me atrevería a decir que gran parte de los estudiantes que han leído libros o grandes escritos en el país, lo hacen por una obligación escolar, para adquirir puntos en la materia de lengua española, ciencias sociales…

Esa metodología pedagógica es fallida, y les invito a hacer un experimento; una semana después de la presentación de una obra literaria por un estudiante, para cumplir con una asignación escolar, pidámosle referencias mínimas acerca de dicho escrito y comprobaremos que en la mayoría de los casos, le será imposible edificarnos.

¡Esto tiene su explicación! Hay una diferencia muy sencilla entre leer por obligación y leer por placer. La lectura obligatoria, no permite adentrarse en los textos, almacenar información en la memoria de largo plazo e incluso posibilita el ambiente necesario al lector, para que desarrolle apatía por los libros.

Lo ideal sería, crear estrategias para que los estudiantes lean por placer, incluso que lo hagan en su tiempo de ocio y comprendan la importancia de hacerse de hábitos de lectura. Cuando se lee movido por un interés personal, se garantiza la comprensión lectora, es decir, nos permite entender lo que estamos leyendo, y desarrollar un pensamiento crítico.

Como expresamos en el inicio, no hay forma de cuestionar las bondades que nos oferta la lectura, independientemente de que muchos le han llamado a esta época “La era de lo visual”, fundamentados en que una imagen vale más que mil palabras, la lectura es insustituible y sus beneficios van desde el aumento de nuestro vocabulario y razonamiento; mejoramiento de nuestra concentración y capacidad de intercambio de conocimientos; intensificación de las habilidades imaginativas y creativas; e incluso mejora nuestras aptitudes expresivas.

Como sociedad, debemos fortalecer nuestra cultura lectora, promoviendo a través de gestores culturales y otros actores, la animación y promoción de la lectura, para qué como consecuencia de estos esfuerzos, en un futuro no tan lejano, podamos contar con un país, en el que sus habitantes posean hábitos de lectura y todos los beneficios que la misma nos aporta, tan necesarios en una época como la que estamos viviendo: muy demandante y competitiva.

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