¡Juventud, no te rindas!

By Milciades Ventura Lembert
La juventud dominicana, enfrenta una realidad muy poco ventajosa, donde aún con el gobierno de nuestro lado y dando sus mejores esfuerzos de cara a la implementación de políticas públicas efectivas, para beneficio de  nosotros  los jóvenes, es difícil alcanzar objetivos de menor y mayor grado, por los altos desafíos en materia educativa, económica y de empleos, que  se convierten en obstáculos que bloquean la materialización de los sueños de este importante sector social.   

Los jóvenes residentes en nuestros sectores vulnerables, son los más afectados por la falta de oportunidad, porque en muchos de los casos deben desertar de los estudios y dedicarse a trabajos informales que les absorben todo el tiempo, para aportar en la escasa economía del hogar y así, apenas cubrir las necesidades básicas; esto los pone en una posición poco competitiva para el mercado laboral, por la falta de formación media, superior y en ocasiones técnica, y con el devenir de los años, solo ven la opción de rendirse frente al sistema.

La verdad es que rendirse, no debe ser considerada como opción alguna para ningún ser humano, y menos para los jóvenes, que a lo largo de la historia evidencian con sus hechos, que han propiciado los grandes cambios sociales, alrededor de todo el mundo.

La queja solo alimenta la inacción, contraponiéndose ésta, a la perseverancia, que es esencial para el desarrollo humano; la oscuridad en nuestra vida, debe ser vista como luz, y lo negativo debe convertirse en un reto que nos permita hacernos de habilidades necesarias, que nos lleven a la  resiliencia, tomando así,  lo positivo de situaciones adversas y encaminándonos  con  vehemencia al querer ser.

Decía el gran Nelson Mandela “No es valiente aquel que no tiene miedo, sino el que sabe conquistarlo.” Esta frase, más que solo motivarnos circunstancialmente, debe de repetirse a modo de susurro pero con contundencia dentro de nosotros, hasta convertirse en un estilo de vida que nos permita entender, que está de nosotros hacer del miedo algo momentáneo o eterno.  


Permanecer pasivo ante los acontecimientos que puedan suscitar  y sentirse seguro viviendo una vida rutinaria y sin riesgos, es desperdiciar el regalo más divino que tenemos “La vida”. Ese estado mental conocido como Zona de Confort, es un enemigo de nuestros sueños y nos cohíbe de experimentar nuevas oportunidades, por temor a la incertidumbre, no entiendo que siempre habrá espacio para lo impredecible y solo estamos sentenciándonos a la monotonía y apatía.

¡Jóvenes! Vamos a añadir aprendizaje y nuevo colorido a nuestras vidas. Los tropiezos son importantes, porque nos ayudan a ser cautos y a no cometer errores iguales en ocasiones distintas; enarbolemos y hagamos ondear en lo alto nuestros ideales, como en el tope está nuestra bandera. Pongamos punto final a las dudas, eliminando así  espacios para escribir historias de derrotas. ¡No te rindas! Haz de lo imposible, un concepto fácilmente modificable. 


Milciades Ventura Lembert
Gestor Socio-Cultural  Premio Nacional de la Juventud 

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