Fue el 5 de
marzo de 2014, a las 6:30 p.m. Hace aproximadamente mes y medio, y parece fue
ayer.
Al fin….Te
conocí.¡. Cuantos años, desde mi niñez, esperando este momento ¡le dije a la
gran Sonia Silvestre. Ella, con absoluta naturalidad, humildad y paciencia escuchaba
cuando le decía que era, en mi país, mi amada Cuba, un ídolo, toda una leyenda,
y desde que tengo uso de razón, ya desde hace mucho, pues tengo medio siglo de
existencia, escuchaba sus canciones y observaba como todos los cubanos, grandes
y chicos, de cualquier edad, hablaban de Sonia, “la dominicana que canta
lindo”, y le repetí, es un sueño de una niña cubana que se hizo realidad al
conocerte, no siendo ya tan niña, y se
sonrió.
Estábamos sentadas
en los asientos delanteros de la Sala “Juan Bosch “, de la Biblioteca Nacional
Pedro Henriquez Ureña. La Sala estaba casi llena. El público , compuesto por
personal diplomático de Cuba, Venezuela, Ecuador, Nicaragua, México y otros,
además de cubanos, dominicanos y de otras naciones, esperaba el inicio de la
función, que consistía en una Gala, espectáculo artístico con varios artistas
invitados, concebida para homenajear al Aniversario de la desaparición física
del Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, y apoyar la lucha de la “Causa de los
Cinco”, solicitando a los Estados Unidos la libertad de los antiterroristas
cubanos presos en cárceles norteamericanas
por haber cometido el único delito, precisamente, de luchar contra el terrorismo e impedir que
inocentes mueran por culpa de esta práctica, . Sonia hablaba de sus planes
futuros, de cómo recientemente ha tenido que enfrentar a la enfermedad, incluso
estando interna en hospital, pero que se sentía con muchos deseos de vivir,
cantar, actuar y hacer cosas nuevas. Yo estaba emocionada, me confesó todo esto
y yo observaba el deseo de vivir y la grandeza y nobleza de esta mujer y la
desbordante pasión con que hablaba.
Ahí esperaba a
su amigo, el Diputado, Manuel Jiménez que actuó con ella cantando la canción de
Silvio Rodríguez, Ojala. Fueron grandemente ovacionados por todos los que
estábamos allí, e incluso, nos atrevimos a cantar junto a los dos.
Me invitó a su
próxima función en el Hotel Barceló Santo Domingo, la semana próxima, pero,
lamentablemente, no fui. Me pesa tanto no haber acudido a su actuación. A veces,
nos enfrascamos en nuestra vida cotidiana y olvidamos que los pequeños detalles
que vivimos pueden convertirse en los grandes detalles que marcan nuestras
vidas.
Adiós, Sonia. Hasta
siempre, compañera. Me dejas llorando
como la tarde, conmovida, tanto que no pude escribir esto inmediatamente de tu
partida, por el dolor con que acogí la noticia, pues quien te conoció y habló
contigo, se quedo con parte de ti.
Zoe Ester
Martínez
Presidenta
Asociación
Máximo Gómez
de Cubanos en
República Dominicana
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